Entre todos los temas surgidos del encuentro internacional en línea del 24 de abril se destacó el de los exámenes, o mejor dicho, las calificaciones necesarias para aprobar. Todos los diferentes puntos de vista expresados durante la reunión me permitieron ver el problema desde diferentes ángulos que no había tenido en cuenta.
Una de las cosas en las que todos coincidimos fue en que el sistema de exámenes y calificaciones, para un principiante, es una motivación formidable y proporciona un camino claro a seguir con referencias en términos de perspectiva y currículos técnicos. Si consideramos el asunto desde el punto de vista del dojo, nuevamente, es una gran oportunidad para que toda la comunidad de práctica trabaje y se desarrolle en conjunto.
Pero a medida que sube el nivel y el Kyu se convierte en Dan, la situación comienza a cambiar, la demanda de un marco técnico se desvanece a favor de una conciencia más profunda y una imagen más amplia, que a cambio trae otras necesidades y demandas. Por último, pero no menos importante, los títulos forman una especie de estructura, tanto a nivel local como global, volveremos más adelante con eso.
Creo que es útil recordar cómo solían funcionar las cosas hasta ahora:
1. Para los niveles de Kyu (cinturón blanco), casi todos los dojos eran autónomos para los exámenes y los diplomas, a menos que el instructor del dojo necesitara y solicitara ayuda externa.
2. Para el 1er y 2º Dan, algunos instructores del dojo podían examinar ambos, sin embargo, el diploma era emitido por Sensei, al igual que todos los demás títulos de cinturón negro.
3.- El Sensei llevaba a cabo los exámenes de 3er y 4º Dan, generalmente durante seminarios
4. Los grados restantes desde 5º dan y superiores eran otorgados por Sensei en persona.
Una cosa que se destacó en el debate es que, al menos para la mayoría de las personas, la organización de los dos primeros puntos podría seguir siendo básicamente la misma. Para los otros dos casos, bueno, hay más cosas a tener en cuenta dadas las circunstancias:
- El tercer y cuarto dan requerirán que los dojos individuales elijan una o más figuras de referencia en las que confiar para obtener ayuda.
- Los títulos superiores requerirán, en mi opinión, no solo confianza, sino incluso un amplio consenso.
Una de las preguntas que a Sensei le gustaba hacer en las clases durante los exámenes de 4º dan era “Ahora tenemos que preguntarnos: ¿por qué practicamos?”. Es una pregunta directa y sencilla, pero la respuesta no es tan obvia. Hasta el 4º dan, tal vez, se podría decir que practicabas para completar el currículo técnico de tu escuela pero ¿cuáles serán las motivaciones para seguir más allá de ese punto?
Para mí es evidente que la técnica en algún momento se vuelve menos relevante que todo el contexto del autodesarrollo como motivación. Es imposible tener esta conciencia desde el primer día, pero especialmente para aquellos que llevan el cinturón negro algunas veces, esta misma pregunta no es algo que puedan evitar por mucho tiempo.
En total coherencia con lo que fue la enseñanza de Sensei, me temo que no hay una salida fácil de esto, no hay una solución preparada y todos tendrán que encontrar la respuesta por sí mismos.
¿Qué sentido tiene la confianza?
Dado que no es posible cuantificar físicamente un dan en una placa de escala, todo el sistema de calificación se basa esencialmente en la confianza y el consenso mutuos, es decir, en el valor que la comunidad le da. Parafraseando una oración que he leído entre las visiones del futuro, esta confianza requerirá un gran sentido de responsabilidad y honestidad por parte de todos.
La confianza es intangible, pero será primordial, porque si alguna vez flaquea, el valor de cualquier grado podría caer, ya sea desencadenando un efecto dominó que haga estallar la “burbuja” o desapareciendo lentamente, en ambos casos con el resultado final de colapsar la estructura.
Durante el debate libre nos preguntamos cómo abordar el problema de la “demografía del tatami” y el desequilibrio entre cinturones blancos y cinturones negros. Creo que este problema también está relacionado con la responsabilidad.
Al igual que nadie invertiría dinero en un mercado que colapsa cuando la burbuja explota, nadie invertirá tiempo en una práctica basada en la relación y la armonía si no ve que hay un activo subyacente y sólido como una roca bajo la pátina dorada de las calificaciones.
Caligrafía de Shin Watanabe Sensei
Hasta ahora, todo el sistema de calificaciones era administrado y regulado directa o indirectamente por nuestro Doshu, pero en los próximos años tendremos que encontrar la manera de hacerlo nosotros mismos y hacerlo bien.
Mi opinión es considerar las titulaciones, especialmente las superiores, como una consecuencia natural de un proceso de crecimiento que requiere una asunción progresiva de responsabilidades, más que una mera forma de mostrar un “estatus”.
Una frase que Beppe solía repetir desconcertantemente a menudo era “ser bueno no es suficiente”, maldita sea, tenía razón.
Si lo pensamos, ¡no es nada nuevo en realidad! Antes de que llegara el covid, el dojo ya solía interactuar para actividades comunes, lecciones, pequeños seminarios y reuniones, y estas interacciones no estaban impulsadas por títulos sino más bien por el respeto mutuo, la confianza e incluso la amistad.
La pérdida de nuestro Doshu en cierto modo, nos puso frente a la necesidad de continuar en esta dirección con aún más determinación. Para el autor de este artículo, no hay otra forma.
Traducido por Carlos Gonzalez Vera.